jueves, 25 de febrero de 2010
miércoles, 24 de febrero de 2010
Xavier Villaurrutia
Nocturno amor
El que nada se oye en esta alberca de sombra
No sé cómo mis brazos no se hieren
En tu respiración sigo la angustia del crimen
Y caes en la red que tiende el sueño.
Guardas el nombre de tu cómplice en los ojos
Pero encuentro tus párpados más duros que el silencio
Y antes que compartirlo mataría el goce
De entregarte en el sueño con los ojos cerrados
Sufro al sentir la dicha con que tu cuerpo busca
El cuerpo que te vence más que el sueño
Y comparo la fiebre de tus manos
Con mis manos de hielo
Y el temblor de tus sienes con mi pulso perdido
Y el yeso de mis muslos con la piel de los tuyos
Que la sombra corroe con su lepra incurable
Ya sé cuál es el sexo de tu boca
Y lo que guarda la avaricia de tu axila
Y maldigo el rumor que inunda el laberinto de tu oreja
Sobre la almohada de espuma
Sobre la dura página de nieve
No la sangre que huyó de mí como del arco huye la flecha
Sino la cólera circula por mis arterias
Amarilla de incendio en mitad de la noche
Y todas las palabras en la prisión de la boca
Y una sed que en el agua del espejo
Sacia su sed con una sed idéntica.
De qué noche despierto a esta desnuda
Noche larga y cruel noche que ya no es noche
Junto a tu cuerpo más muerto que muerto
Que no es tu cuerpo ya sino su hueco
Porque la ausencia de tu sueño ha matado a la muerte
Y es tan grande mi frío que con un calor nuevo
Abre mis ojos donde la sombra es más dura
Y más clara y más luz que la luz misma
Y resucita en mí lo que no ha sido
Y es un dolor inesperado y aún más frío y más fuego
No ser sino la estatua que despierta
En la alcoba de un mundo en el que todo ha muerto.
El que nada se oye en esta alberca de sombra
No sé cómo mis brazos no se hieren
En tu respiración sigo la angustia del crimen
Y caes en la red que tiende el sueño.
Guardas el nombre de tu cómplice en los ojos
Pero encuentro tus párpados más duros que el silencio
Y antes que compartirlo mataría el goce
De entregarte en el sueño con los ojos cerrados
Sufro al sentir la dicha con que tu cuerpo busca
El cuerpo que te vence más que el sueño
Y comparo la fiebre de tus manos
Con mis manos de hielo
Y el temblor de tus sienes con mi pulso perdido
Y el yeso de mis muslos con la piel de los tuyos
Que la sombra corroe con su lepra incurable
Ya sé cuál es el sexo de tu boca
Y lo que guarda la avaricia de tu axila
Y maldigo el rumor que inunda el laberinto de tu oreja
Sobre la almohada de espuma
Sobre la dura página de nieve
No la sangre que huyó de mí como del arco huye la flecha
Sino la cólera circula por mis arterias
Amarilla de incendio en mitad de la noche
Y todas las palabras en la prisión de la boca
Y una sed que en el agua del espejo
Sacia su sed con una sed idéntica.
De qué noche despierto a esta desnuda
Noche larga y cruel noche que ya no es noche
Junto a tu cuerpo más muerto que muerto
Que no es tu cuerpo ya sino su hueco
Porque la ausencia de tu sueño ha matado a la muerte
Y es tan grande mi frío que con un calor nuevo
Abre mis ojos donde la sombra es más dura
Y más clara y más luz que la luz misma
Y resucita en mí lo que no ha sido
Y es un dolor inesperado y aún más frío y más fuego
No ser sino la estatua que despierta
En la alcoba de un mundo en el que todo ha muerto.
Xavier Villaurrutia.
Inventar la verdad
Pongo el oído atento al pecho,
Como, en la orilla, el caracol al mar.
Oigo mi corazón latir sangrando
Y siempre y nunca igual.
Sé por qué late así, pero no puedo
Decir por qué será.
Si empezara a decirlo con fantasmas
De palabras y engaños al azar,
Llegaría, temblando de sorpresa,
A inventar la verdad:
¡Cuando fingí quererte, no sabía
Que te quería ya!
Pongo el oído atento al pecho,
Como, en la orilla, el caracol al mar.
Oigo mi corazón latir sangrando
Y siempre y nunca igual.
Sé por qué late así, pero no puedo
Decir por qué será.
Si empezara a decirlo con fantasmas
De palabras y engaños al azar,
Llegaría, temblando de sorpresa,
A inventar la verdad:
¡Cuando fingí quererte, no sabía
Que te quería ya!
Antonio Machado
Acaso
Al gran cero
Amada, el aura dice
Anoche cuando dormía
Arde en tus ojos
A un olmo seco
Campo
Canciones a Guiomar I
Canciones a Guiomar II
Canciones a Guiomar III
Cantares
Cante hondo
Como en el alto llano tu figura
Crepúsculo
Cuando sea mi vida
Del pasado efímero
Desde el umbral de un sueño
Desgarrada la nube
El amor y la sierra
El mañana efímero
El mar triste
Empeñé tu memoria
Eran ayer mis dolores
Hacia tierra baja (III)
Hastío
He andado muchos caminos
Húmedo está, bajo el laurel
Huye del triste amor
Inventario galante
Jardín
La primavera besaba
Llamó a mi corazón
Llanto de las virtudes y coplas por la muerte de Don Guido
Me dijo un alba de la primavera
Me dijo una tarde de la primavera
Melancolía
Mi amor
Mi corazón se ha dormido
Oh, dime, noche amiga
Otoño
Otras canciones a Guiomar
Por qué, decisme
Preludio
Renacimiento
Retrato
Rosa de fuego
Siempre fugitiva
Soneto I
Soneto II
Soñé que tú me llevabas
Y era el demonio de mi sueño
Y ha de morir contigo el mundo mago
Y no es verdad, dolor
Yo voy soñando caminos
Al gran cero
Amada, el aura dice
Anoche cuando dormía
Arde en tus ojos
A un olmo seco
Campo
Canciones a Guiomar I
Canciones a Guiomar II
Canciones a Guiomar III
Cantares
Cante hondo
Como en el alto llano tu figura
Crepúsculo
Cuando sea mi vida
Del pasado efímero
Desde el umbral de un sueño
Desgarrada la nube
El amor y la sierra
El mañana efímero
El mar triste
Empeñé tu memoria
Eran ayer mis dolores
Hacia tierra baja (III)
Hastío
He andado muchos caminos
Húmedo está, bajo el laurel
Huye del triste amor
Inventario galante
Jardín
La primavera besaba
Llamó a mi corazón
Llanto de las virtudes y coplas por la muerte de Don Guido
Me dijo un alba de la primavera
Me dijo una tarde de la primavera
Melancolía
Mi amor
Mi corazón se ha dormido
Oh, dime, noche amiga
Otoño
Otras canciones a Guiomar
Por qué, decisme
Preludio
Renacimiento
Retrato
Rosa de fuego
Siempre fugitiva
Soneto I
Soneto II
Soñé que tú me llevabas
Y era el demonio de mi sueño
Y ha de morir contigo el mundo mago
Y no es verdad, dolor
Yo voy soñando caminos
Gustavo Adolfo Bécquer .Poema.
¿A qué me lo decís?
Alguna vez la encuentro por el mundo
Asomaba a sus ojos una lágrima
Como en un libro abierto
Cuando en la noche te envuelven
Cuando me lo contaron sentí el frío
Cuando volvemos las fugaces horas del pasado a evocar
Como se arranca el hierro de una herida
Dices que tienes corazón
Dos rojas lenguas de fuego
Es cuestión de palabras
Fingiendo realidades
Lo que el salvaje
Los suspiros son aire y van al aire
Me ha herido recatándose en las sombras
No digáis que, agotado su tesoro
No me admiró tu olvido
No sé lo que he soñado
Nuestra pasión fue un trágico sainete
Olas gigantes que os rompéis bramando
¿Qué es poesía?
¿Quieres que de ese néctar?
¿Será verdad que cuando toca el sueño?
Sobre la falda tenía el libro abierto
Te vi un punto
Tú eras el huracán y yo la alta torre
Tu pupila es azul
Una mujer me ha envenenado el alma
Volverán las oscuras golondrinas
Yo sé cuál el objeto de tus suspiros es
Yo sé un himno gigante y extraño
Yo soy ardiente
Alguna vez la encuentro por el mundo
Asomaba a sus ojos una lágrima
Como en un libro abierto
Cuando en la noche te envuelven
Cuando me lo contaron sentí el frío
Cuando volvemos las fugaces horas del pasado a evocar
Como se arranca el hierro de una herida
Dices que tienes corazón
Dos rojas lenguas de fuego
Es cuestión de palabras
Fingiendo realidades
Lo que el salvaje
Los suspiros son aire y van al aire
Me ha herido recatándose en las sombras
No digáis que, agotado su tesoro
No me admiró tu olvido
No sé lo que he soñado
Nuestra pasión fue un trágico sainete
Olas gigantes que os rompéis bramando
¿Qué es poesía?
¿Quieres que de ese néctar?
¿Será verdad que cuando toca el sueño?
Sobre la falda tenía el libro abierto
Te vi un punto
Tú eras el huracán y yo la alta torre
Tu pupila es azul
Una mujer me ha envenenado el alma
Volverán las oscuras golondrinas
Yo sé cuál el objeto de tus suspiros es
Yo sé un himno gigante y extraño
Yo soy ardiente